jueves, 12 de enero de 2012

Dr. Bartesaghi

Por Gabriel Flangini ,
Padre de Gaby, paciente de Ney en el año 2000


En una primera instancia se presentó, como hacen todos los padres con niños que han sufrido esta enfermedad, a ayudar de manera desinteresada.

Con ello, consiguió un lugar en la mesa directiva de la Peluffo Giguens, que le hizo ganar altura y prestigio. Dada su preparación y profesionalidad, todos coincidimos que podría crear mucho valor para los enfermos y ser un apoyo para el equipo médico.

Pero desde esa atalaya cambia, reordena, modifica estatutos, hace puntos y logra la Presidencia de la citada Fundación.

Hace un buen primer periodo, cumpliendo los estatutos – excepto el que hacía referencia a la necesidad de un síndico que controle o audite-, pero sigue el resto a conciencia, consulta a los médicos siempre y sólo lleva a cabo acciones que demandan estos últimos, logrando grandes incrementos en los patrocinios durante ese primer mandato de manera coordinada con los médicos.

Pero hay un cambio con la reelección. Logra la mayoría permanente en el Consejo Directivo y ahí es cuando empieza a ser una persona diferente. Pareceria que se siente en posesión de la verdad absoluta, especialmente porque no consulta con ningún especialista, lo que hace que comiencen los roces con el Director de Servicio y el resto del equipo médico, que desaprueban destinar el dinero de la Fundación a obras faraónicas como pretende Bartesaghi. El equipo médico prefiere invertir en tecnología y medicamentos que sean más efectivos y mejoren la calidad de vida de los pacientes en tratamiento, siguiendo la dinámica mundial del sector oncológico.

Precisamente por esto, Uruguay pierde este tren porque no se hace caso de los verdaderos especialistas. Los técnicos saben de primera mano lo que vale y lo que necesitan, sin embargo, Bartesaghi pasa al método de “si necesitan algo pídanmelo para que se lo apruebe”. Manejando todo a su antojo, y lo que es peor, es que se hace de una manera déspota e irrespetuosa con determinadas personas que cuentan con trayectorias de reconocimiento mundial.

Desde hace unos 4 años, aparece en el lugar de los médicos en todo aquello que sirva de proyección pública, desde el Domingo Amigo a las sesiones de patrocinios múltiples que se dan en la vuelta. Esto hace que funcionarios e ideólogos de la Peluffo Giguens sean tratados desde ese momento como empleados, en un intento – afortunadamente fallido – de captar todo el reconocimiento de la sociedad a favor de la Comisión Directiva.

Con todo a su favor – controlaba las mayorías de la Comisión Directiva – volvió a ser reelegido por unanimidad por el Consejo para un tercer periodo (esas votaciones hacen recordar los referéndums de algunos países regidos por gobiernos dictatoriales que acaban con la aprobación de las tesis gubernamentales con el 99% de los votos a favor…). Que iba a ser vitalicio estaba claro porque le iban a seguir votando sus amigos , lo que hace gracia porque el citado carácter vitalicio fue lo que el modifico en los estatutos de sus antecesores.

En este tercer periodo, ya empezó a gestionar la idea de una sala de Telemedicina de primer mundo, con los fondos de la Fundacion, saliéndose de los intereses principales de la misma y centro que puede actuar como un órgano gestor de favores, ya que la disponibilidad de uso de la misma pasa por su Comisión.

Pasó por alto las opiniones de los médicos de la Fundación, encargando estudios a especialistas de Telemedicina que indudablemente respaldaban su tesis, pero como bien digo eran especialistas en TELEMEDICINA no en hemato oncología infantil, que es de lo que se trata en la Peluffo Giguens.

Esta sala es muy útil, y nadie puede estar en desacuerdo con la misma, siempre que lo realice el MSP o cualquier otro organismo de salud pública, pero no un centro oncológico infantil, y menos presentarlo como proyecto de interés nacional en el Senado, de manera personal aprovechando una suplencia, para lograr un respaldo político, ya que carecía del profesional.

Dr. Bartesaghi, la mujer del Cesar no solo tiene que ser honrada, sino también parecerlo, por lo que no diga que no sacó nada a la Fundación, puesto que hace cerca de catorce años cuando llegó a la presidencia de la misma no era tan conocido como ahora, ni poseía los mismos contactos, vinculaciones, accesos o privilegios, usted sabe tan bien como yo que el prestigio y el reconocimiento es una moneda de cambio por honorarios reales, que suele ser más redituable.

Si no es asi, dígame por qué se perpetua entonces en el cargo con este tercer mandato, sin apoyo de nadie mas que de 6 miembros de ese directorio, en un país que hasta los Presidentes de la República pueden cumplir con uno sólo, especialmente para evitar errores del pasado o problemas similares a los que nos ocupan en la Fundación, que son habitualmente creados por el excesivo uso del mando y el poder, convirtiéndose en una adaptación del ser a la creencia de la infalibilidad personal.

Por último, y no por ello menos importante, me gustaría saber si Bartesaghi a la hora de atender a su hijo hubiera decidido el protocolo medico de la manera que ahora realiza, cambiando la medicación que los médicos consideran idónea por la sustitutiva o cuestiones similares. Créanme que a ningún papá le da lo mismo, como tampoco le deja a nadie indiferente que le traten a un ser querido, que se está jugando la vida, por telemedicina en una país con una distancia máxima de 500 kilómetros.

Viajar al exterior para buscar nuevas opiniones que nos den esperanza sobre la futura evolución de los seres queridos y que te miren a los ojos los médicos extranjeros y te digan textualmente “…siga tranquilo, está en buenas manos…” es una tranquilidad, como estoy seguro que le paso a usted en su momento.

Por eso doctor Bartesaghi, le sugiero que consulte a nivel familiar, y luego consigo mismo, intente controlar su ego y respete a la gente que trabaja en la Fundación, especialmente de alguien que tiene un reconocimiento de los mejores médicos de todo el mundo, un profesional que ha podido establecerse en las más prestigiosa universidades o clínicas de todo el mundo y que ha preferido, sin duda por esa increíble vocación que hace de la medicina su vida - ese cáliz que le da fuerza vital para continuarla peleando -, permanecer en el país de su nacimiento para aportar su humilde granito de arena a los más necesitados.

Después de eso, si continua en el cargo, con gusto iremos a verle los padres de niños afectados que pensamos de igual manera – que somos muchos – , si es que nos recibe, y créame que le ayudaremos a encontrar una salida digna de este problema.

Por favor, no se aferre a esa soberbia que le hace manifestar que en su vida nunca perdió una, y que se la banca, no olvide que usted está en la Peluffo Giguens, igual que el resto de los directores, para cumplir con una misión y visión que escribieron los fundadores – entre los que usted no estaba – no olvide que el que si estaba era el Doctor Castillo, que por eso tiene el respaldo de los funcionarios y de los padres afectados, como se está demostrado en estos días, tanto de los que no tuvieron la oportunidad de ver a sus hijos sobrevivir, como la de nosotros que si tuvimos esa suerte.

Usted sabe bien que esto es así, y si verdaderamente le queda alguna duda pregúntele a la gente, salga de su círculo y baje a la realidad, por muy cruda que esta sea, y lo entenderá. No se olvide que los revolucionarios rehenes emocionales – como usted nos definió a los padres afectados – son papás que piensan y pueden ayudarle a salir de este problema. Por favor, termine con el fierro y los arreglos de políticos, esto no es la guerra de las patentes, esto es la PELUFFO GIGUENS.

Gabriel Flangini
Padre de Gaby, paciente de Ney en el año 2000

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